bebés & niños
Amigo imaginario
Es normal que aparezcan entre los 3 y 6 años de edad. Si vemos a nuestro hijo conversar con su compañero de fantasía lo mejor es no interferir en los diálogos. El niño no pierde el contacto con la realidad sino que desarrolla su personalidad y reafirma la autoestima.
La aparición de un
amigo imaginario en la primera infancia es algo normal y no hay razón para que
los padres se alarmen por ello. El niño crea entre sus fantasías un compañero
de juegos con el que comparte y dialoga. Para él es tan real que en ocasiones
le asigna un nombre y delimita el espacio que ocupa. Puede inventar varios o
cambiar de personaje con frecuencia y hacerlos desaparecer en un instante.
Por lo general, esto
sucede entre los 3 y 6 años de edad. Este amigo producto de la fantasía del
niño puede ser una persona, un animal o un
objeto. Suele ocurrir en pequeños más sensibles o ligados al mundo adulto.
Puede significar que necesita más compañía de sus padres, de niños de su edad o
de un hermanito, cuando es hijo único.
Los chicos pueden
atribuir a sus amigos imaginarios características positivas o negativas. La
mayoría depositan en ellos los ideales que pretenden alcanzar como la fuerza o
la inteligencia. Si este comportamiento ocurre antes de los tres años, el niño
puede estar imitando la conducta de un niño más grande.
La preocupación de
los padres tiene que ver con el temor de que el pequeño pierda la noción de la
realidad, alucine y enloquezca, o bien
se trate de cuestiones sobrenaturales. Lo que se recomienda es que los papás no
interfieran en las conversaciones salvo que tenga diálogos inapropiados (en tal
caso deberán consultar con un especialista).
Se aconseja estar atentos
a la conducta de los hijos y si la situación persiste después de los seis años,
será tarea de los padres acercarse y averiguar lo que le está haciendo falta.
En algunos casos puede estar reflejando soledad y dificultad para socializar.
Sería una pésima
elección retarlo o humillarlo con burlas, porque de esa manera lo único que
conseguiríamos es que no se abra para hablar de sus sentimientos. Con paciencia
y atención esta etapa pasará a ser una anécdota y los amigos imaginarios irán
desapareciendo como por arte de magia.
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Con el asesoramiento de Paulina Cornejo. Lic. en
Psicología.