embarazo
El Vínculo Emocional. Amor simbiótico
El vínculo afectivo entre la mamá y el bebé comienza a desarrollarse desde que el niño es concebido. Se sustenta en un amor recíproco y es la base para establecer otras relaciones mientras crecemos y en la edad adulta.
Desde
que un niño empieza a formarse en el vientre materno, se produce una
inexplicable conexión entre él y su madre. A medida que el embarazo progresa este
lazo se fortalece y las emociones se tornan cada vez más intensas. El bebé
puede percibir lo que ella siente, oír los latidos de su corazón, reconocer su
voz y disfrutar cuando le canta, escucha música o acaricia la panza con
ternura.
Las
emociones positivas y negativas que experimenta la madre influyen directamente
en el desarrollo de la personalidad del niño. Si se siente contenido, amado y respetado
creará las bases para una existencia feliz y plena, si por el contrario se
siente rechazado, percibirá el mundo como un lugar hostil y peligroso. Diferentes investigaciones indican que el
estrés de la madre puede desencadenar un parto prematuro y la ansiedad prolongada
puede trasmitirse al bebé.
Otros
estudios aseguran que un niño puede tener recuerdos de la vida intrauterina.
Los sonidos y ruidos estridentes que escuchó en el seno materno podrán ser
reconocidos luego del nacimiento,
tranquilizarlo, relajarlo y provocarle la misma sensación de bienestar y
protección que experimentaba cuando estaba contenido por las paredes del útero.
El
vínculo simbiótico que se ha formado dentro de la panza, donde los dos son uno,
no se rompe después del parto, por el contrario, se reafirma aún más. El primer
contacto con el bebé es fundamental; la madre podrá abrazarlo, cobijarlo y
darle ese calorcito que tanto necesita al nacer.
En
la primera hora posterior al parto es muy importante iniciar la lactancia para
que ésta sea exitosa y para promover el fortalecimiento del vínculo afectivo.
Mientras la madre amamanta a su hijo, lo mira, le habla y lo acaricia, está
demostrándole su amor incondicional, un amor que los unirá para siempre.
Dificultades
en el vínculo
Distintas situaciones pueden afectar de forma negativa el vínculo
entre la madre y el niño. Los embarazos no deseados, los partos complicados,
las separaciones tempranas de la madre y del padre, hospitalizaciones,
mudanzas, etc. En estos casos, la madre siente una barrera entre ella y su hijo
que no le permite entregarse plenamente. Existe un fastidio, un rechazo y una
imposibilidad de confiar. Siente que algo falta.
El recién nacido espera encontrar un entorno amable, lactar y estar “pegado” a
su madre los primeros meses de vida. Si esta necesidad no es satisfecha podrían
presentarse síntomas como agresividad, miedos, inseguridad, hiperactividad o
excesiva tranquilidad, inadaptación, alteraciones del sueño y problemas
alimentarios, entre otros. A largo plazo podrán aparecer problemas para
entablar relaciones, aislamiento o carencia emocional y desencadenarse
enfermedades como la depresión, adicciones, trastornos alimenticios, etc.
Sabías qué?
La lactancia materna exitosa y el apego emocional entre la madre y el niño previenen la depresión post parto.
Con el asesoramiento de Ana
Gabriela Torres. Licenciada en Psicología