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¿Cómo manejar la ausencia de papá?

Para un niño lidiar con la ausencia de papá sea cual sea el motivo es muy difícil. La falta de una figura paterna puede provocar en el niño baja autoestima, inseguridad, culpa, enojo, mala conducta y bajo rendimiento escolar. Un papá puede estar ausente por varias razones: fallecimiento, abandono, separación, por trabajo o viajes. También se da el caso de papás presentes físicamente pero ausentes emocionalmente porque se muestran siempre ocupados y desatentos.

Papá fallecido

Hay un momento clave en el que el niño comprende qué es la muerte y porqué su papá ya no está. El dolor es inevitable, el niño lo echará de menos. El acompañamiento de la familia y amigos en este punto es fundamental. No siempre el pequeño va a necesitar ayuda terapéutica.

Es conveniente responder a sus inquietudes con los recuerdos lindos que el papá dejó, con imágenes de momentos felices para que crezca asociando la figura de su padre con la sensación de alegría y bienestar.

Abandono

Las huellas del abandono son imborrables, dejan en el pequeño sentimientos de rechazo y culpa. No logra comprender que no lo abandonó como persona, sino que decidió alejarse motivado por las circunstancias o porque no se sentía preparado para afrontar una responsabilidad tan grande como es ser padre. En general, el niño siente que hay algo malo en él y que por esa razón no lo quisieron. Si no merece el amor de su padre, tampoco merece el amor de otras personas. Puede que al crecer tenga una valoración negativa de sí mismo, bajo rendimiento escolar y mala conducta como una forma de rebelarse a las reglas establecidas.

Separado

El tiempo compartido ya no será el mismo, no será fácil acostumbrarse a una nueva estructura de horarios y organización. El niño añora los momentos que antes eran cotidianos como levantarse y desayunar juntos o pasar momentos de ocio en una casa que comparten. Puede que sólo vea a papá los fines de semana o una o dos veces por semana. Además del proceso de adaptación que el chico tiene que vivir, hay una ausencia, un vacío que será muy complicado de revertir si sus progenitores no trabajan en equipo, aunque ya no sean una pareja. Pensar en el niño y ponerse en sus zapatos, hará la diferencia y posibilitará que la separación no resulte tan conflictiva. El papá no debe incumplir sus promesas de buscarlo para llevarlo con él. Es muy dañino emocionalmente esperar a un papá que nunca llega.

Presente pero ausente

El estrés y la vorágine de la vida cotidiana muchas veces hacen que el papá se abstraiga, focalice toda su atención en el trabajo y se olvide de la necesidad de afecto que tiene su hijo. Lo mismo ocurre cuando el papá viaja mucho y sólo comparte unos pocos días al mes con el niño. El teléfono celular es un elemento que suele distraer mucho a los papás y los vuelve invisibles ya que están en casa, pero sus mentes están concentradas en otra cosa. Los chicos crecen muy rápido y duele saber que te has perdido de los mejores momentos y de las charlas más hermosas con tus hijos, una vez que el tiempo pasa y no se puede recurperar. No dejés que tus hijos te extrañen aun estando presente.

Con el asesoramiento de Pilar Seppi. Psicóloga






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