primeros auxilios
¿Qué hacer si le sangra la nariz?
La hemorragia nasal (epistaxis:
procede del griego y significa “goteo”) es el sangrado o hemorragia de la
nariz. Por lo general el sangrado ocurre en una de las fosas únicamente. Es
común en los niños y en la mayoría de los casos es producto de resfriados o
irritaciones menores.
¿Por qué se produce?
La nariz,
sobre todo algunas zonas del tabique, tienen muchos vasos sanguíneos, lo que
permite que pequeños golpes (a veces sólo con rascarse), un catarro, alergias o
la sequedad del ambiente puedan lastimarlos y comenzar a sangrar. En los niños
es muy frecuente cuando están acatarrados y puede ocurrir mientras duermen. En
algunas ocasiones se relaciona con el uso de medicación por vía nasal. Rara vez
se debe a otras enfermedades, como alteraciones de la coagulación o a la
tensión arterial elevada.
¿Cómo actuar?
* Lo
primero que hay que hacer conservar la calma aunque el sangrado sea abundante.
* Siente
al niño e inclínelo levemente hacia adelante, para evitar que ingiera la
sangre, lo que podría provocar vómitos.
* Presione
con los dedos índice y pulgar, a modo de pinza, la parte superior del orificio
donde se produce la hemorragia durante 5 minutos, mientras le permite que
respire por la boca.
* Se
puede aplicar frio local sobre la frente y la parte alta de la nariz, que
también ayuda a detener la hemorragia.
* Si
tras cinco minutos de compresión el sangrado no se detuvo, colocamos dentro del
orificio un algodón seco o empapado con agua oxigenada.
* Si
notamos que la hemorragia no para o empeora, acudir de inmediato a una guardia
médica.
* Si
en cambio, logramos detener el sangrado, le pediremos al menor que permanezca
lo más quieto posible, que no se meta los dedos a la nariz ni participe de
juegos bruscos.
·
¿Qué NO hacer?
* No
colocar al niño con la cabeza hacia atrás porque podría tragarse la sangre y
ocasionarle nauseas o vómito.
* El
pequeño no debe acostarse mientras se está produciendo la hemorragia.
¡ATENCION!
Si bien las
hemorragias nasales no son motivo de alarma en la mayoría de los casos, podrían
estar indicando un problema más grave si se presentan con frecuencia (como
hipertensión arterial, trastorno hemorrágico o tumores en la nariz o senos
paranasales).
Es preciso dar
aviso al pediatra cuando al niño le sangra la nariz más de una vez a la semana.