bebés & niños
¿Se enoja mucho?
Te damos 10 tips para que puedas ayudarlo a manejar el enojo desde chiquito.
1. La edad tiene mucho que ver con la forma de enojarse. No se enojará de la misma
manera un niño de 4 años, que uno de 8 u otro de 12. Pero hay que tener en
cuenta que podemos ayudarlos desde muy chiquitos porque esta emoción comienza a
manifestarse a temprana edad. El bebé muestra su enfado mediante el llanto, así
es que será tarea de los padres aprender a decodificar si es por hambre, por sueño, porque necesita que le cambien los pañales, o
simplemente porque algo lo tiene molesto o disconforme.
2. Los llantos de un berrinche suelen ser más fuertes y exagerados. Cuando el pequeño tiene una
rabieta, generalmente llora con fuerza y mientras más grita y reclama, más
caprichoso se pone. Es importante que puedan expresar lo que están sintiendo
pero respetando ciertos límites establecidos por papá y mamá. Por ejemplo, debe
tener claro que al enojarse puede llorar, quedarse callado o irse a su cuarto a
tranquilizarse, pero por ningún motivo agredir, romper o arrojar objetos. De
esta forma, sabrá que hay comportamientos considerados inaceptables en su
hogar.
3. Se enoja por muchas razones. La frustración es una de las causas más
frecuentes del enojo en los chicos. Alrededor de los dos años, cuando el niño
comienza a ser más independiente intenta hacer las cosas por sí mismo y cuando
no lo logra se frustra y se agobia. También puede aparecer esta emoción cuando siente
que no recibe toda la atención que necesita por parte de sus padres o
cuidadores. Los niños de 3 años se enfadan cuando sus amigos o compañeritos los
pelean o les quitan sus pertenencias. A esta edad les cuesta más prestar y
compartir.
4. El “no” es sano para su
crecimiento. Decir “no” a los hijos es un modo de poner
límites adecuados cuando corresponde hacerlo. Hoy algunos padres tienen
dificultades para decir “no” y hacer respetar ese “no”. Ante el primer
berrinche, sucumben y terminan concediéndoles lo que querían. Es sano para su
desarrollo que los “no” sean firmes y no se diluyan en el camino. Si el chico
detecta que cada vez que se encapricha hace cambiar de parecer a los padres
mediante escándalos en la calle, repetirá este comportamiento sabiendo que le
dará resultado. Entonces, cuando mamá o papá dicen “no” es “no”.
5. El poder de la mirada. Con
una sola mirada, los padres de antes, lograban que el peor de los berrinches
cesara como por arte de magia. Los papás de hoy deberían apelar un poco más a
este recurso muy útil cuando se trata de disciplinar. Una mirada a veces dice
más que mil palabras.
6. No al castigo físico. Los
adultos no pueden reaccionar a un berrinche con castigo físico porque esto
daría un mensaje contradictorio. Lo correcto sería acudir a la reprimenda
psicológica y hablarle cuando se calme, explicándole que su conducta no fue la
correcta.
7. Predicar con el ejemplo. Si
el niño vive en un ambiente hostil y está acostumbrado a situaciones de
violencia física o agresiones verbales entre sus padres, imitará este tipo de
comportamientos y tendrá reacciones cargadas de violencia, incluso fuera del
hogar. Esto puede ocasionarle problemas en la escuela o en los distintos
ámbitos que frecuente.
8. Reducir o evitar los contenidos
audiovisuales violentos o inadecuados para su edad. Los
programas de televisión muestran escenas inapropiadas para menores de edad a
toda hora, los dibujos animados son cada vez más violentos y hasta en los
noticieros se exhiben imágenes no aptas para
menores de edad, sobre todo teniendo en cuenta que a los más pequeños se
les dificulta distinguir entre la realidad y la ficción. Los juegos de la
computadora, el celular y la playstation que más les atraen son justamente los
más violentos, y en Internet hoy pueden acceder fácilmente a todo tipo de
contenido perjudicial, por eso es fundamental el acompañamiento de los padres
cuando los hijos se encuentran frente a las pantallas. También se debe tener en
cuenta que si pasan demasiadas horas consumiendo tanta agresividad,
inevitablemente se pondrán más irritables y agresivos. Las prohibiciones
absolutas tampoco son una buena salida, porque el niño se las ingeniará para
ver todo esto, en la casa de los tíos, los abuelos o los amiguitos.
9. El niño tirano. Algunos
papás consienten todos los caprichos de su hijo, debido a que no soportan verlo
enojado, triste o molesto. Así el niño se vuelve un pequeño tirano que maneja a
los padres como quiere, manipula, se vuelve materialista y no se conforma con
nada. En este contexto, lo más grave es que el chico no aprende a solucionar
problemas, a tolerar la frustración y al crecer carece de herramientas para
enfrentar conflictos. Es sano que se enojen y que aprendan a sobreponerse.
10. Educar desde el amor. Entender que el enojo es una emoción natural,
reaccionar con paciencia y comprensión y brindarle el espacio que necesita para
tranquilizarse, es la mejor forma de enseñarles a manejar sus propios berrinches.
El niño necesita que sus padres sean cariñosos y demostrativos. Una caricia y
un abrazo suelen ser antídotos casi imbatibles para los berrinches.
Con
el asesoramiento de Susana Arcelán. Licenciada en Psicología.