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Estimulación temprana

Los bebés llegan a este mundo con una curiosidad natural. Vienen dispuestos a descubrir, conocer, y aprender de todo lo que los rodea. Como padres podemos ayudarlos en esta espectacular aventura, estimulando sus sentidos y potenciando sus destrezas y habilidades. Con actividades muy sencillas y juegos oportunos, los iremos acompañando en este magnífico proceso y fortaleciendo día a día el vínculo afectivo.

Existe una diferencia entre estimulación e intervención temprana. Si hablamos de los juegos y ejercicios que ayudan al niño a desarrollar sus capacidades en los primeros años de vida, nos referimos a  la “estimulación”. Ahora bien, si queremos hablar de intervención, nos estaremos refiriendo a las técnicas de rehabilitación y educación especial, empleadas para corregir en el desarrollo del niño, trastornos reales y potenciales y estimular capacidades compensatorias.  Las intervenciones se aplican cuando hay un desvío en el desarrollo ya sea motor, cognitivo, sensorial o social. El enfoque es global y participa tanto el pequeño, como su familia y un equipo interdisciplinario de especialistas.

A través de la estimulación temprana se logra desarrollar al máximo el potencial del niño, aprovechando su capacidad de adaptación y aprendizaje. Desde que el niño nace y a lo largo de su crecimiento irá recibiendo estímulos, mediante el contacto con colores, texturas, sonidos, sabores y olores.

Antes de nacer, el cerebro del bebé ya presenta conexiones entre las neuronas. Este proceso se extiende hasta los 7 años aproximadamente, y a partir de ese momento no se crean más circuitos. Con la estimulación se podrá conseguir una mayor cantidad de conexiones y que estás se regeneren y no se atrofien. Así, se logra que un circuito se regenere y siga funcionando, manteniendo viva a la célula.

De manera espontánea los padres van estimulando al bebé con caricias y palabras. También, es recomendable hacerle masajes en todo el cuerpo, para trabajar el sentido del tacto; y acunarlo para que vaya reconociendo los cambios de posición de la cabeza en el espacio. 

Los altos contrastes, los juguetes musicales y las texturas diferentes son ideales para captar la atención de los recién nacidos. A la hora del baño el bebé recibe buenos estímulos, siempre que disfrute de estar en el agua.

Jugar con las voces, canciones y tarareo, también es aconsejable. Podemos empezar con vibraciones de la voz, sin estímulos tan agudos. Además necesita tener cierta rutina y situaciones predecibles para sentirse más seguro. La repetición les permite afianzar el concepto de causa-efecto. Cuando un bebé está tranquilo y organizado, mejorará el desarrollo de su sistema nervioso central y de todas sus habilidades.

Para que un estímulo sea adecuado tiene que producir una respuesta adaptativa real.  No lo favorece un estímulo que lo híper alerte, pero tampoco uno que sea tan bajo que ni siquiera llegue a registrarlo.

Estimulación del bebé prematuro
Un equipo formado por profesionales de distintas especialidades, participa en la estimulación del bebé prematuro. Los padres son los principales aliados en este trabajo. Se utiliza mucho el método “mamá canguro”  que consiste en el contacto piel a piel. Lo que se intenta es simular el estado que tendría el bebé, si estuviera en el vientre materno; y los estímulos se van modulando.

 

Sabías qué?
Poner al bebé boca abajo estimula su motricidad y cognitividad. Colocar al niño en esta posición mientras está despierto, lo ayuda a desarrollar diferentes componentes motrices, como la adquisición de mayor fuerza en hombros y brazos. Recordemos de igual forma, que debe dormir siempre boca arriba o de costado.


 Con el asesoramiento de  Paz de la Torre. Licenciada en Terapia Ocupacional.







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