Se considera que si la dosis de cafeína ingerida por la
madre es superior a 300 mg al día es cuando pueden aparecer síntomas en el bebé. Por lo tanto un consumo de 2 a 3
tazas de café preparado en casa se podría considerar seguro para el lactante.
No obstante, hay que tener en cuenta que la sensibilidad de cada bebé a la
cafeína es diferente y puede haber niños más sensibles que a una dosis menor
presenten síntomas.
La cafeína tarda aproximadamente una hora en pasar
totalmente al torrente sanguíneo y unas cinco horas en eliminarse por completo
del organismo. Por tanto, una estrategia que se puede utilizar para evitar que
al bebé le lleguen pequeñas o moderadas cantidades de cafeína es esperar un
tiempo desde que se ingiere la bebida con cafeína hasta que se da de mamar al
bebé. Si han pasado de 4 a 5 horas, la cantidad de cafeína que queda en el
cuerpo de la madre ya es muy baja y, de la misma forma, la cantidad que puede
haber en la leche también lo será.
En cualquier caso, si el bebé ingiere cafeína también hay que tener en cuenta que no la metabolizan tan rápido como los adultos, por lo que ésta permanece más horas, incluso días, en su cuerpo. Así, es aconsejable no sólo tener en cuenta la dosis de cafeína que toma la madre sino que ésta puede acumularse si se toma de forma habitual y frecuente y estar en una cantidad mayor por efecto acumulativo.