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Chupete ¿si o no?
La traducción de “chupete” en inglés
es “pacifier” y significa pacificador. Este es el objeto más utilizado por las
mamis de hoy para calmar a sus bebés. Hay opiniones encontradas respecto al uso
del mismo, pero lo cierto es que la mayoría de los padres adoptaron al chupete como
aliado inseparable en la crianza de los hijos.
¡Puede
faltar cualquier cosa menos el chupete! Afirman los papás que se apegan al uso
del chupete, tanto o más que sus propios hijos. Dejan uno en casa de la abuela,
otro en el departamento de la tía y andan con dos y hasta tres chupetes, por si
se pierde uno, poder tener otro a mano, que
lo reemplace. Es que este simple y adorable elemento se ha convertido en un
aliado entrañable a la hora de calmar el llanto del bebé.
Lo
primero que hay que saber es que el chupete está contraindicado en el primer
mes del nacimiento del bebé. Sin embargo, muchos padres lo introducen en la
vida de los niños, a las pocas horas de vida. La recomendación de los
especialistas se debe a que el uso de chupetes y mamaderas puede atentar contra
la lactancia materna exitosa.
Dar
de mamar favorece a la correcta posición de la mandíbula, cuando el bebé
succiona. Sabemos que el reflejo de succión es uno de los más desarrollados en
el recién nacido. Le permite alimentarse, pero también lo tranquiliza y
reconforta. Por ello, una vez que la lactancia está bien instalada, puede
usarse el chupete, hasta el año de vida, siguiendo algunas pautas para su
correcta utilización.
Cuando
ofrecemos chupete al bebé, éste reemplaza al pezón de la madre, y el niño logra
calmar su ansiedad, si siente deseos de succionar. Además, puede ayudar a que
el pequeño no adquiera el mal hábito de chuparse los dedos, lo que a la larga puede
derivar en un problema dental, relacionado a la mordida; aunque cabe destacar,
que lo mismo puede ocurrir con el uso prolongado del chupete.
Las
empresas que se dedican a la puericultura, están sacando al mercado, nuevos
modelos de chupetes, cada vez más modernos y que se adaptan a las necesidades
de la boca del bebé. Vienen de diferentes tipos y colores, para distintas
edades y de diversos materiales. Los más recomendados son aquellos con forma
anatómica y fabricados con silicona. Es importante controlar que el producto se
encuentre en buenas condiciones, ya que un chupete estropeado puede acumular
bacterias y ser un agente transmisor de enfermedades.
Los Sí!
·
Se aconseja un uso limitado. Puede
restringirse a ciertos momentos del día, cuando el bebé está más ansioso.
·
Limpiar el chupete colocándolo en un
vaso de vidrio con agua hirviendo.
·
Utilizar productos que cumplan con las
normas de seguridad y de marcas que garanticen buena calidad. Los materiales
deben ser atóxicos e hipo alergénicos.
·
Los bebés que usan chupetes suelen
mostrarse más relajados y tranquilos antes de dormir.
·
Según el estudio realizado por la
American Academy of Pediatrics, el chupete reduce hasta en un 90% el riesgo de
muerte súbita. Esto se debe a que estimula el desarrollo de los caminos
neuronales que controlan la potencia de las vías respiratorias superiores. Esta
insuficiencia respiratoria es la que explica la causa del síndrome de la muerte
súbita.
Los No!
·
No usar miel, kero, azúcar u otras
sustancias para ofrecer el chupete. Debido a que esto genera un altísimo riesgo
de caries para el futuro y además algunas de estas sustancias pueden producir
alergias.
·
No dejar que el bebé se lleve el chupete
a la boca, si estuvo tirado en el piso. Puede transmitir muchas infecciones.
·
La mamá no debe llevar el chupete a su
boca con la intención de limpiarlo. También puede predisponer a la aparición de
caries en el niño.
·
No colgar el chupete con lazos o
soguitas en el cuello del pequeño. Puede ser peligroso.
·
No dejar que el bebé se acostumbre a
dormir con el chupete. Después de un tiempo será muy difícil quitarle ese
hábito y además este será un canal para que las bacterias hagan de las suyas.
Con
el asesoramiento de Mariela López Sarif.
Odontopediatra.