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Dale vacaciones al estrés

Venimos de correr todo el año de un lado para otro, y el cansancio parece haberse acumulado. Llega el verano y necesitamos un respiro, desenchufarnos de los compromisos y obligaciones cotidianas para recuperar la energía, que a esta altura ya está desgastada. Pero darle vacaciones al estrés no es tan fácil como parece. Muchas veces no nos alcanza el tiempo para relajarnos como deberíamos, no logramos desconectarnos del trabajo o bien el viaje que hicimos nos agobió más de lo que imaginábamos. Estas son algunas de las pautas a tener en cuenta si realmente estás decidido a disfrutar de tus días de descanso.  

¿Quién dijo que salir de vacaciones te garantiza olvidarte del estrés? A muchos les resulta difícil romper la rutina y amigarse con la posibilidad de tener tiempo libre u horas de ocio. Están también los que no pueden desconectarse de sus tareas laborales y se llevan el trabajo donde sea que vayan. La tecnología permite hoy continuar trabajando a la distancia gracias a los teléfonos celulares y notebooks. Lo ideal sería desenchufarse de todos estos aparatos y dedicarse a disfrutar de las actividades en familia pero lo cierto es que son muy pocas las personas que pueden desprenderse completamente. La dependencia a este tipo de dispositivos electrónicos es un mal de nuestros tiempos, que puede volverse peligroso si no se controla.

Por otra parte, tener a los chicos aburridos en casa, sin hacer nada, es una preocupación que aqueja a muchos padres cuando termina el periodo de clases. Y no hay que olvidar que el aburrimiento desemboca en travesuras y peleas entre hermanos, con lo cual obviamente se alterará la paz reinante en el hogar. Es cierto, además, que los chicos tienen más energía que los adultos y puede ser complicado seguirles el ritmo. La clave está en permitirse volver a ser niños por unos días, conectarse con los juegos y la diversión y darse permiso para rememorar la infancia, siempre que no dejen de marcarse los límites ni se confundan los roles.

Planificar un viaje puede ser muy estresante, sobre todo si no nos ponemos de acuerdo con el destino, el dinero no alcanza o nos dirigimos a algún sitio muy alejado o de difícil acceso. Viajar con niños muy pequeños y bebés también puede llegar a ser bastante complicado.

Se da también el caso de las familias que deciden hacer un viaje todos juntos.  Tíos, sobrinos, primos y abuelos conviviendo las 24 horas implica una crisis y una necesidad de adaptación. En estos días los vínculos funcionarán de manera diferente y habrá que buscar establecer acuerdos para que todos puedan pasarla bien.

Otro factor que influye en el estrés es el dinero. Desesperarse por la falta de recursos económicos sólo lleva a la frustración. Planifiquemos de acuerdo a nuestras posibilidades y si no ahorramos lo suficiente no pretendamos hacer un gran viaje. Podemos encontrar otras opciones en lugares más cercanos y divertirnos de igual manera. La capacidad de disfrute es una disposición interna.

Lo mismo sucederá en el caso de aquellos que están en el otro extremo. Los que prefieren gastar lo menos posible, y teniendo los recursos se privan de darse los gustos. Recuerden que las vacaciones son para relajarse, que cada oportunidad es única y no sabemos si volverá a repetirse. También es importante tener claro que para divertirnos no hacen falta los derroches y los excesos.

No hay que perder de vista que las vacaciones son más que nada una cuestión de actitud. Estar predispuesto a pasar unos días diferentes y tomarse un tiempo de relax para relajar la mente es muy saludable y necesario para arrancar el año renovado.


Con el asesoramiento de Paula Rodríguez. Licenciada en Psicología.








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