de portada
Detrás del reto está la bendición
Mariana
Borigen nos cuenta todo
sobre el
maravilloso viaje de la maternidad
Nos abre las puertas de su casa y
también de su corazón, para charlar sobre el desafío de ser mamá en las
distintas etapas de la vida. Mariana Borigen es una gran amiga de saltabebé, ha
colaborado con columnas y entrevistas brindando diferentes consejos para las
mamás en el mundo del desarrollo personal. Es publicista, neurocoach,
emprendedora serial y mamá de Mora (15) , Tobías (12) y Simón (2). Al igual que
su esposo, José Zambrano, viene trabajando desde hace años en los medios de
comunicación de Salta, hace 20 años fundó su agencia de publicidad y trabajó
para grandes marcas en el país, como productora de moda.
Llegamos y todo en su casa
transmite su personalidad, armonía con toques de color, moderna y sofisticada
pero sin perder la simpleza y el enfoque en los pequeños detalles ¡Así es
Mariana! Muy relajada nos recibe risueña, vestida con una remera básica blanca
y un pantalón engomado negro que le queda divino, las “zapas” terminan el look
con una onda más descontracturada.
Nos recibe con esa alegría que
contagia a su paso, con muchas ganas de charlar porque hace rato que venimos
hablando de hacer esta nota. Nos
desplomamos en la comodidad de su sillón, dispuestas a “chusmearnos” todo.
Isabel _ Vinimos a hablar de lo que ha sido tu proceso de maternidad
¿Cómo se inicia este viaje?
Mariana _ Este
viaje inicia con Mora, hace ya muchos años. Soy una mamá como en tres etapas
diferentes ¡Tres Marianas distintas!
Mi primer experiencia estuvo llena de miedos e
incertidumbres, no contaba con las herramientas que hoy tengo. ¡Mora fue muy
buscada! La primera del lado de la familia de José. ¡Imaginate!
Con Morita aprendí muchas cosas a los “ponchazos”. En esa época no existía una revista como
saltabebé, tampoco había llegado el auge de la era digital como para buscar
info en Internet (se ríe) Aprendimos juntas… yo era una mamá inexperta ¡y
primeriza!
Con José siempre estábamos preocupados, nerviosos por si la
chiquita tenía fiebre, o le pasaba algo ¡súper pendientes! Con el segundo ya
vas disfrutando más, sin tanto GPS, uno comienza a relajarse. Es súper
importante el disfrute en la maternidad, cuando empezás a prepararte, a soñar y
a tejer nuevos caminos.
Isabel _ ¿Como buena primeriza buscabas consejos en
referentes de tu familia?
Mariana _ ¡No!
(risas) Fui la oveja negra en ese sentido, discutí con mi señora madre, y no
seguí el mandato de continuar con el ginecólogo de la familia, el obstetra que
había traído al mundo a todos mis sobrinos. En la primer consulta no me sentí
cómoda y salí a buscar al médico que yo necesitaba. Así localicé a Fernando
Basso y él trajo al mundo a mis dos primeros hijos. Encontré en él la combinación perfecta entre
experiencia y calidez. Atendía mis consultas, me sacaba todas las dudas y aunque
en esa época no era habitual hasta me dio su celular ¡lo que toda primeriza
anhela! (exclama entre risas)
Isabel ¿Diez años
después como te “pilla” la maternidad con tus chicos ya casi adolescentes?
Mariana _ Con la
familia consolidada, sin un coche o una cuna en la casa ¡nada de bebé alrededor!
(más risas) Con José siempre quisimos
tener tres hijos, era nuestra asignatura pendiente y tomamos la decisión.
Mi deseo y profundo amor por la maternidad creció cuando
comencé a apoyar procesos de cambio, ya en este camino del desarrollo personal
y de ayudar a otros. Aumentó cuando descubrí el impacto que tienen las
emociones que intervienen en el proceso gestacional y me dije a mí misma: “no puedo quedarme con esta información sin
compartirla con panzonas”. Fue así que
empecé con los talleres para embarazadas y por ese entonces conocí a saltabebé.
Alguien me dijo una vez “vos estás pidiendo al universo,
cuidando mucho las panzas y hablando tanto del tema que en algún momento va a
venir tu bebé”. Yo no lo tomaba en
serio, me reía mientras charlaba con mis amigas de la posibilidad de volver a
arrancar con los pañales, pero al mismo tiempo algo dentro de mí se iba
enamorando de la idea y yo
me sentía cada vez más segura con las herramientas que venía
adquiriendo.
Tenía todo lo que necesitaba para disfrutar de un bebé desde
el instante cero, sabía que iba a conectar de un modo muy especial y que él iba
a elegir su nombre. Estaba convencida de que este iba a ser un proceso
absolutamente diferente ¡Yo ya sabía lo que quería!
y así… en ese proyecto de ayudar a futuras mamás, llega
Simón.
Isabel _ Llega Simón
y un cambio muy grande en tu vida
Mariana _ Con
pasaporte de extranjero como digo yo, sin ningún tipo de anuncio porque
nosotros no conocíamos su condición. Siempre me preguntan si habíamos hecho los
estudios para detectar el Síndrome de Down y mi respuesta suele ser la misma:
“hicimos algunas pruebas pero dieron negativas y hay otras que por ser invasivas, decidí no realizar. De todos
modos, nada cambiaría mi forma de esperar a mi bebé. Lo charlé con la Dra.
Florencia Herrera, mi obstetra, quien fue un amor y me ayudó a planificar un
parto respetado.
Simón rompió bolsa en la semana 34, nació prematuro y los
primeros momentos fueron de mucho miedo y desconcierto. Estuve algunos días
internada para que sus pulmones maduren antes de salir al exterior.
Su nacimiento fue maravilloso, súper natural y de un modo
respetado, tal como lo habíamos planeado. Todo iba bien hasta que algunos de
los especialistas que estaban presentes nos comunicaron la condición de Simón.
Tal vez, no contaron con la capacitación
suficiente, el tacto o la empatía necesaria para hacerlo. Yo que vengo del
mundo de la comunicación, pude notarlo mucho más y de algún modo agradecí toda
la preparación y las herramientas que ya venían conmigo.
Isabel _ ¿Cómo fue
ese momento?
Mariana _ El
momento más “crítico”, podría decirse, fue en el que me sentí agobiada por uno
de los especialistas que me asediaba con todo tipo de información, yo estaba en
shock y empezando a transitar mi puerperio. Recuerdo que José, le pidió que me
dejara descansar y cuando nos quedamos solos, mi cabeza iba a mil quizás
también pensando en como íbamos a comunicar nosotros lo que pasaba y le
pregunté ¿qué hacemos?
Con tan solo dos palabras me bajó las revoluciones: “darle
amor” y agregó “todo va a estar bien, tranquila”
El menos espiritual de los dos, el que quizás no poseía
tantas herramientas a nivel emocional como yo, tuvo la sabiduría y el enfoque
que ambos necesitábamos en ese instante.
Isabel _ ¿Qué le
dirías a una mamá que atraviesa por una situación similar?
Mariana _ Cuando
me enteré de la condición de Simón, en lugar de buscar en libros o en Internet
y encerrarme en lo negativo, busqué gente que desde la mirada del amor haya
logrado cosas maravillosas. Así descubrí, por ejemplo, a la mamá de Cande, una arquitecta uruguaya, que escribió el
libro “Rompemitos” en el que derriba 32 mitos sobre el Síndrome de Down.
A una mamá que atraviesa por una situación similar a la mía
le diría que busque nuevos enfoques y que no piense en el futuro sino que
disfrute el día a día. Estos niños llegan a este mundo como grandes maestros y
eligen a la familia a la que vienen.
Le diría también, que la mirada de la mamá es fundamental,
la actitud con la que encaramos las terapias que los niños van a realizar,
cuando elegimos a los terapeutas, la confianza que depositamos en ellos ¡La
estimulación temprana hace maravillas!
A mí no me gusta hablar de discapacidad sino de condición,
porque la condición se puede cambiar con amor y trabajo.
Isabel _ ¿Cómo es
Simón?
Mariana _ Simón es pura alegría, ya tiene dos años, es
nuestro malcriado, es muy lindo
compartir la maternidad con mis hijos Mora y Tobi, que ya son
adolescentes.
Es un niño súper feliz, ha viajado y donde quiera que va
está contento, le pone garra a todas sus actividades, ahora hace “kine”, “fono”
y estimulación. Siempre con buen humor, y excelente actitud. Ese el modelo que
ve en sus padres.
Isabel _ ¿Qué diferencias hay entre la Mariana mamá
de hoy y la de ayer?
Mariana _ ¡Cambió
en todo! No soy ni la misma mujer. ¡Ni siquiera se parece! (bromea). En lo que se asemeja tal vez, es en que siempre trabajé y
mientras estaba embarazada gestaba a la par algún proyecto académico o laboral.
Y lo que cambió es la mirada, mucho más hacia el amor y lo verdaderamente
importante, aprendí a relajar y a bajar la exigencia sobre todo con los dos más
grandes, a ser más amiga de ellos, pero sin perder autoridad. Simón me enseña y
transforma todos los días.
Isabel _ ¿Simón es una bendición en tu vida?
Mariana _ Hay una
frase que me encanta: “Detrás del reto está la bendición” Esto puede aplicar para cualquier situación
que nos pueda tocar vivir, como la enfermedad o pérdida de un ser querido, no
sólo el hecho de que un hijo nazca con una condición particular. Detrás del
reto, detrás de eso que te aflige, ahí es donde se forja realmente la
bendición, donde aparecen los valientes... te sacudís las rodillas, te levantás
y no tenés otra más que encontrar el verdadero propósito de tu vida.
Redacción: Isabel Alonso
Producción: Sol Veinovich
Fotografía: Isabel Briones by Ay Vidala
Make Up: Vanina Villar