Tomarnos un momento y detenernos a pensar en qué podemos hacer los adultos para mantener viva la magia de la Navidad en nuestros niños, puede hacer que de pronto la rutina y la vorágine en la que estamos inmersos desaparezca unos segundos y juguemos a ser niños una vez más, imaginando o recordando situaciones felices vividas en la infancia cada fin de año. Situaciones que seguramente queremos que nuestros hijos también puedan experimentar, lejos de tablets, celulares y televisores. Esta es una invitación a soñar, a crear con la imaginación nuevos mundos, personajes e historias maravillosas. Es una oportunidad para redescubrir nuestro niño interior interactuando con los hijos y reavivando la inocencia en nuestros corazones.

Desde el punto de vista psicológico, alimentar la ilusión de la Navidad es sano y contribuye al desarrollo evolutivo. Implica para los chicos sentirse amados, escuchados y atendidos; y además impacta directamente en su seguridad emocional. 

Personajes entrañables como Papa Noel, los Reyes Magos, El Ratón Pérez, El Conejo de Pascuas o el Hada de los dientes representan un mundo de fantasía muy importante en la vida de los niños. Evolutivamente ellos tienen un pensamiento mágico que debe ser protegido y respetado por los padres. 

Debemos ser cuidadosos cuando entran en juego las expectativas en el orden del consumo. Poder dejar claro que lo material no es lo más relevante, sino que el significado que la familia le da a la Navidad ya sea desde el punto de vista religioso o bien desde lo que simboliza el hecho de entregar regalos. 

Los niños evolutivamente necesitan de este pensamiento mágico, lo cual no quiere decir que el niño vaya a vivir en una burbuja de crista toda la vida, todo lo contrario va estimular su creatividad e ingenio. 

Estos son momentos, donde se pueden crear ilusiones o expectativas. Todo lo que se recrea desde la fantasía, se transforma en aprendizaje. Su imaginación lo construye y lo hace cercano.

La participación del adulto en los rituales es muy importante. Hay que acompañarlos a escribir la carta a Papa Noel, buscar el agua, el pastito para los Reyes Magos. Esto se convierte en experiencias positivas para el resto de la vida. Aferramos el vínculo hijo padre.

Pero la Navidad, muchas veces trae aparejada una frustración, ya que el niño desea, quiere y pide algo, que después no se cumple. Lo que deseo puedo lograrlo. Pero hay veces que lo que piden los niños es inalcanzable. Los padres deben manejar esta situación, diciéndole que Papa Noel se dio cuenta que necesitaba “ESE REGALITO”. 

La gran mayoría de los chicos se aferran a la ilusión de Papa Noel, los más grandes deben alimentar esta ilusión. Es lindo que los niños tengan el recuerdo para toda la vida, de lo maravilloso que fueron sus navidades. 

Hay padres que para las fiestas quieren que se arreglen todos los conflictos. Pero la realidad no es mágica. Los padres deben mantener el rol de adultos y capacidad de maduración emocional para que los chicos la pasen de la mejor manera. Se suscita el recuerdo de los que ya no están, se gasta más de lo que se debe, pero como adultos hay que afrontar estas situaciones difíciles y aferrándose a las ilusiones. Hay que crear pactos de nuevas esperanzas.

También es una época linda para alentar la solidaridad, trabajar en equipo, ayudar a otros. Es importante que los niños aprendan estas cosas desde chicos.

Es importante que en esta navidad compartas tiempo con tus hijos, para eso saltabebé te da algunas ideas:

• Armen el arbolito y el pesebre

• Decoren el hogar con luces y objetos navideños

• Escriban la carta a Papa Noel

• Hagan galletitas con formas navideñas

• Aprendan y canten villancicos 

• Junten juguetes y ropa para los que más necesitan